"La respuesta tiene que ver con la pregunta. ¿Cuál es la emoción desde la cual estoy votando?": Juan Carlos Guzmán
Sospecho que ya no se preguntan: “¿cuál es el candidato que queremos?”, no, eso sería demasiado constructivo, propositivo; parece que hoy la decisión del voto se basa en: “¿cuál es el candidato que más odiamos?”. Sí, sí, sí hay diferencia, las respuestas tienen que ver con la pregunta que nos formulamos y con la emoción desde la cual votaremos, que sospecho, es desde el odio –en mayor o menor medida- en no pocos votantes.
He leído desde hace tiempo, a personas que su voto está dirigido a IMPEDIR que llegue Peña Nieto, otros en IMPEDIR que llegue López Obrador, otros más en que es peor que repita el PAN de Josefina a que llegue el candidato del PRI. Casi leo entrelíneas el mensaje velado: “si gana Peña Nieto será malo, pero si gana Josefina sería una humillación al movimiento de la izquierda”, o quizá: “que gane el que sea, menos el loco de López Obrador”.
Esto, en mi opinión, es lo que definirá al ganador.
Sospecho que así sucedió en el año 2000, pero no por odio sino por lograr un cambio; izquierda y derecha no se preguntaron ¿quién querían que ganara?, sino ¿quién NO querían que ganara?, y tenían muy clara la respuesta a la segunda pregunta: el PRI. Por eso ganó Fox.
En el 2012, a pesar de que tanto panistas como pejistas tratan de evitar que llegue Peña Nieto, entre ellos hay un odio aún mayor que les impide repetir la hazaña del 2000. Me parece que hacia Peña Nieto y el PRI hay antipatía, pero entre los seguidores de López Obrador y Josefina, hay odio mutuo.
Los seguidores del PRD sienten que están cerca del PRI, que están en segundo lugar, ni locos cambiarían en este momento su voto, no nadaron tanto para ahogarse a la orilla de la playa, eso jamás; pero no se confundan, su peor enemigo quizá ya no está en los votantes del PRI, sino en los que se saben perdidos, los que saben que un tercer sexenio se les fue de las manos: los simpatizantes del PAN. Es posible que al saber que no podrán ni siquiera pelear por un segundo lugar, su humillante tercer lugar les dará una última satisfacción: preferirán “morir matando”, “me muero, pero te vas conmigo”, “si yo no gano…tú tampoco”.
Ya han sido humillados con un tercer lugar, pero no serán doblemente humillados presenciando la toma de poder de Andrés Manuel López Obrador el 1º de Diciembre.
El 1º de Julio, frente a su boleta, quizás muchos panistas decidirán la elección a partir de un voto ‘útil’ -del que habla Fox-, que en realidad es el Voto del Odio: a favor de Enrique Peña Nieto.
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Te propongo otra teoría: la elección del miedo.
ResponderEliminarLa clase media mexicana siente un terror patológico por López Obrador. Le atribuye características detestables: autoritarismo, irresponsabilidad, soberbia... Piensa que si gana AMLO arruinará la economía del país, que disolverá el Congreso, que nacionalizará la banca, las televisoras y los periódicos... en fin, que será un temible dictador populista. Piensa también que si pierde conducirá a sus simpatizantes a un enfrentamiento armado contra las instituciones para imponerse como presidente.
Para cualquier persona informada y con sus facultades mentales intactas, ambas teorías resultan, lo menos, ridículas. Pero no abunda la gente informada y hace mucho que la humanidad ha probado que está conformada básicamente por pendejos.
Por otro lado, tenemos a Peña Nieto. Me incluyo entre quienes sentimos terror ante la idea de la resurrección del dinosaurio. Aunque es claro que jamás se fue y que sus tentáculos han seguido operando en la luz y en la sombra para proteger sus intereses, la presidencia de la república es un puesto clave: le permitirá al PRI operar a las Fuerzas Armadas. En el contexto de una demencial guerra entre cárteles de las drogas, en la que las policías municipales, estatales y federal toman partido casi abiertamente por unos u otros, mientras que el Ejército y la Marina Armada de México parecen contener la situación con un cierto sesgo favorable al cártel de Sinaloa y sus aliados, un reacomodo de los favores políticos hacia el bando rival, encabezado por los temibles Zetas nos parece, a muchos, peligroso. Aterrador.
Supongo que entre los simpatizantes acérrimos de López Obrador hay muchos que odian al PAN y a Josefina Vázquez Mota. No creo que le teman. La izquierda más racional no odia ni teme. No se puede temer a lo que se conoce tan bien. Se teme a lo que no se conoce. Repudiamos, rechazamos al proyecto panista porque ha probado ser desastroso. La "guerra" calderonista afectó la imagen de México en el mundo, debilitó a la industria turística, también a la inmobiliaria. Privilegió a los privilegiados y se olvidó de los más pobres. Poco o nada se ganó en materia social en estos 12 años de gobiernos anodinos. Por eso repudiamos, pero no odiamos. Tememos, eso sí, al PRI y lo que representa.
Ahora bien, es cierto que hay encono y que muchas veces se percibe una carga de ira y rencor hacia uno u otro bando. Pero, insisto, me parece que el gran motivador detrás del aparente odio es el miedo.
¿Quiénes va a definir la elección? La mayor parte de los electores están fuera de twitter y de cualquier otra plataforma, virtual o presencial de discusión política. Me da la impresión que quienes realmente constituyen un poder electoral que definirá la contienda, orientarán su voto sin pensarlo demasiado, inercialmente, si se quiere. En México, votar por el PRI es una tradición trangeneracional. La gente lo hace porque siempre lo ha hecho, y el efecto de dicha inercia sólo se mitiga cuando la participación electoral crece e involucra a la clase media, al voto urbano, ligeramente más informado.
Si la próxima resulta una elección concurrida, es posible que los números sean menos alegres para Peña Nieto que lo que indican las encuestas. Existe una tendencia histórica, ampliamente estudiada por los politólogos y mercadólogos políticos: una elección de tres siempre termina entre dos. El voto útil se convierte en voto práctico: "estas son las dos opciones reales, yo voy por X".
He dicho antes que los panistas le darán su voto al PRI antes que al PRD. Es sabido que el perfil de los votantes del PRI se parece más al perfil de los votantes del PRD que al de los del PAN. Eso podría explicar por qué en las últimas encuestas las preferencias por López Obrador parecen retroceder. Ojalá que me equivoque.