Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano, existía un país bellísimo, con grandes paisajes, gran riqueza natural y cultural. Pero en la era moderna TODOS sus habitantes habían convertido a ese hermoso país en el más corrupto del mundo.
Todo se manejaba en base al chantaje, velada o descarada. Se culpaban unos a otros, y a su vez todos se decían honestos. Nadie quería aceptar que todos contribuían a la debacle de su país.
Sin embargo, y a pesar de la corrupción, ese país se negaba a morir. Todo el sistema se detenía en hilos y alfileres., era frágil, muy frágil. Cada determinado tiempo llegaba un hombre a prometerles un verdadero cambio, la mayoría de sus ciudadanos se animaban y soñaban en que finalmente las cosas mejorarian, pero no, nunca cambiaba, todo seguía igual. Los habitantes de ese país no cooperaban con su nuevo líder, todos querían que perfeccionara al país por arte de magia, sin esfuerzos, sin sacrificios. Al ver el líder la apatía de sus compatriotas, olvidaba todo y ya no se esforzaba por mejorar.
Otros terminaban engañándolos, enriqueciéndose y abandonando al país a su suerte.
Múltiples agrupaciones se aprovechaban de la sed de un héroe y constantemente cada uno fabricaba un nuevo dirigente que convenciera a los habitantes. Esos grupos se decían oponentes, pero en realidad eran cómplices tras bambalinas, pero le hacían creer a los ciudadanos que eran enemigos y provocaban que los habitantes se dividieran y pelearan, así, ellos podrían siempre dirigir parte del país y seguir recibiendo un pago por gobernar su parte del territorio.
Pasaron muchas décadas así y nada cambiaba, hasta que un día, los ciudadanos decidieron dejar de pelear entre ellos y ya no creerles a esas agrupaciones. Se UNIERON, pero no sabían cómo empezar a mejorar las cosas, la corrupción era un gran problema que no parecía tener solución. Cada autoridad que debía castigar a los ciudadanos corruptos ¡también era corrupta!. Entonces los ciudadanos decidieron crear nuevas instituciones que vigilaran a las autoridades corruptas, pero, pronto la corrupción igualmente se apoderó de ellas. Era una historia sin fin.
De pronto, un habitante tuvo una idea y dijo: “¿Y si nos cuidamos unos a otros todos los ciudadanos?”
Nadie entendía, otros se burlaban, unos más le decían: “¡eso ya lo hicimos antes y no funcionó!”, él respondió: “esta vez, empezaremos con las pequeñas cosas, déjenme explicarles”
“Los grandes fraudes y casos de corrupción son muy difíciles de controlar, de comprobar y de castigar, porque criminales y autoridades están coludidas. El sistema de nuestro país y sus leyes están hechos para que los corruptos siempre salgan libres, nunca hay pruebas suficientes. Así es que tendremos que empezar por las cosas más pequeñas y más sencillas. Las que suceden en las calles, con los ciudadanos comunes, con la corrupción hormiga que hay en los lugares públicos. Dejaremos a los grandes criminales por ahora, empezaremos a cambiar a los ciudadanos comunes y corrientes. Haremos leyes sencillas para combatir la corrupción pequeña, pero que sumada, es inmensa.”
“¿Qué propones en concreto?” preguntaron todos.
“Muy sencillo. ¿Todos tenemos un teléfono celular verdad? Pues de hoy en adelante, bastará con grabar en video a un microbús que se pase un alto, que conduzca a exceso de velocidad, que no realice las paradas en los lugares establecidos, etc. para que se le confisque su vehículo durante 1 año, parece mucho ¿verdad? pero una cosa es segura: no lo volverá a hacer. Lo mismo haremos con todos los actos ilícitos pequeños que suceden en la ciudad, el castigo será muy duro y alto por las más pequeñas faltas. Todos los ciudadanos podremos enviar nuestros videos a la autoridad por internet a una página llamada “TuCorrupción” , así todos podremos verificar su contenido, servirá como prueba irrefutable para castigar a quien viole la ley en cosas que antes parecían inofensivas. Podremos enviar un video de quien vende en la calle sin permiso, de quien se estaciona en lugar prohibido, del policía que pide mordida, del que tiró basura en la calle, de quien no respeta un semáforo, etc.”
“¿Por qué estás tan seguro que nos denunciaremos entre nosotros?” alguien gritó.
“Los habitantes de este país somos personas muy envidiosas, y por alguna extraña razón, siempre deseamos que le vaya mal a todos y que nosotros seamos los únicos exitosos. Entonces usemos esa actitud negativa, en algo positivo. Todos nos cuidaremos de todos, todos buscaremos ansiosos a quien cometa un ilícito. Todos sabremos que nos vigilan. Pasarán los años, y nuestros hijos crecerán con esa costumbre de no infringir la ley por miedo a ser denunciados por nuestro propio vecino.”
“Con el paso de las décadas, nuestros hijos serán ciudadanos ejemplares. Nadie querrá cometer un ilícito por miedo a ser denunciado por la persona que está a nuestro lado, habremos educado a un nuevo ciudadano más responsable y honesto. Algún día ellos llegarán a ser los integrantes del gobierno y tendrán muy dentro de ellos una actitud distinta a la nuestra. Después de muchos años, algún día, los habitantes de este país, acostumbrados a necesitar de la corrupción…desapareceremos poco a poco.”
Alguien dijo: “La verdad no me gustaría salir a la calle con miedo de que alguien me denuncie por cualquier cosa. Me sentiría vigilado, observado, ufff , no ¡qué terror!”
“Sé que así será al principio, pero ¿por qué te preocupas? Lo único que tienes que hacer es no violar la ley, punto. Eso nos obligará a informarnos y a conocer las leyes y reglamentos. Si conoces lo que NO debes de hacer, no te pasará nada. Pero, si lo que deseas es seguir violando la ley, tendrás consecuencias muy, muy graves por las cosas más pequeñas.”
Todos guardaron silencio.
FIN.
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